El Evangelio y la obra social
Oct 28, 2024Autor: Richard Coekin
Introducción
La pintura que ves es "El Pastor Asalariado" de Holman Hunt, allí se aprecia a un pastor que descuida el rebaño por entretenerse con una bella campesina. Esta fue su representación del clero victoriano de su época - distraído del cuidado del rebaño de Cristo por placeres personales, ilustrando la comparación de Jesús en Juan 10 entre él mismo, el buen pastor que da su vida por las ovejas, y el "asalariado" que se preocupa poco por las ovejas, como los pastores condenados en Ezequiel 34. La pintura nos desafía a preguntarnos si estamos descuidando el rebaño confiado a nuestro cuidado. Me parece que uno de los problemas más difíciles para todos nosotros actualmente es cómo manejamos las demandantes necesidades sociales en nuestra familia de la fe (la comunidad más amplia) y el mundo. Por ejemplo, acabamos de sobrevivir a las exigencias de la pandemia, lo cual requirió de nosotros un esfuerzo grande; la vida personal en el mundo moderno se hace cada vez más demandante; las redes sociales están desbordadas por Ucrania y el conflicto Israel - Gaza. Frente a tantos desafíos siento que estoy constantemente fallando en mi tarea de cuidar adecuadamente de la gente de mi propia iglesia, y, obviamente, mucho menos voy a poder cuidar de las personas bombardeadas en Ucrania. ¿Seré el único que se siente así? Si has vivido esta tensión entre ser un buen pastor que cuida el rebaño y uno que lo descuida (por las razones que sean), debes seguir leyendo.
En este documento abordaremos un pasaje familiar, no solo para animarlos a seguir adelante, sino que también me estoy... hablando a mí mismo: ¡sé como el Buen Pastor, no como un asalariado!
Desarrollo
Pablo le dice a Timoteo: "Predica la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo (es decir, sigue enseñando la Biblia;) redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina (es decir, sigue trabajando duro en tu enseñanza de la Biblia)" (2 Timoteo 4). Frente a este desafío podríamos ir a dos extremos: ignorarlo porque fue para Timoteo o creer que debemos involucrarnos en el caos del mundo. Podría haber varias escuelas (mira en cuál te identificas):
- Escuela de María: afanados y cargados tratando de resolver los problemas de todos.
- Escuela de Berea: solo enfocada en la predicación, olvidando el contexto social de aquellos a quienes predicamos.
- Escuela de Nicodemo: visión excesivamente profesional del ministerio que olvide que somos cristianos antes de ser pastores.
- Escuela de los Fariseos: visión estrecha del pastoreo que se centre en enseñar la Biblia sin ponerle el alma a la tarea.
¿Cuál sería la forma correcta de mantener el equilibro y no caer en el estilo del clero en la parábola de Jesús del Buen Samaritano, que “pasa de largo para llegar a su estudio”? Sabemos por Marcos 1 que Jesús pasó de sanar a centrarse a predicar el evangelio; sin embargo, no dejaba de sanar a los que encontraba a su paso, no solo como evidencia de su poder mesiánico sino por su amor mesiánico. Este mismo modelo lo encontramos en Pablo, él fue implacable en predicar el evangelio, le enseñó a Timoteo con urgencia: "dedícate a la lectura pública de las Escrituras, a la exhortación y a la enseñanza" (1 Timoteo 4:13), aún así organizó un fondo de ayuda para los creyentes en Jerusalén – Y en su visita a Jerusalén registrada en Gálatas 2 vemos que se le recuerda la importancia de ayudar a los necesitados.
La predicación es un área central del ministerio y toma tiempo cada semana preparar un buen sermón. Por otro lado, no me considero muy dotado o experimentado en muchos aspectos del cuidado personal. No quiero ser cínico, pero cuando me involucro en la tragedia prolongada de las vidas de algunas personas, a veces siento que estoy en un choque de autos en cámara lenta (esperando fallar a las expectativas). ¿Cómo quiere Dios que equilibremos las necesidades de las personas en nuestras iglesias con la responsabilidad de enseñar la Biblia? Para responder esta pregunta sería útil revisar este pasaje de hechos 6 en el que los Apóstoles enfrentaron precisamente este problema.
Enfoquemos nuestra mirada en el contexto del pasaje. En este momento la iglesia primitiva se encontraba en un momento de crecimiento exponencial del evangelio superando obstáculos. Veamos cómo lo presenta Lucas.
Como saben, Hechos es el segundo volumen del relato ordenado de Lucas sobre el Señor y Salvador de todos los pueblos, narrando lo que Jesús continuó haciendo después de su resurrección a través de sus Apóstoles. Estos fueron empoderados por el Espíritu Santo para el ministerio del evangelio, liderados por la predicación de Pedro entre los judíos y luego Pablo entre los gentiles. El progreso del evangelio se relata en las etapas anunciadas por Jesús en 1:8, "seréis mis testigos en Jerusalén, en toda Judea y Samaria, y hasta lo último de la tierra". Los capítulos 1-7 describen el crecimiento temprano en Jerusalén, después de que los discípulos recibieron el Espíritu en el día de Pentecostés para profetizar la palabra de Dios. La iglesia se había dedicado a la enseñanza de los Apóstoles, a la comunión, al partimiento del pan y a la oración, y el Señor añadía diariamente a más y más creyente. Lucas luego describe cómo la iglesia superó tres obstáculos para el crecimiento del evangelio: persecución por el Sanedrín, corrupción en la iglesia, y ahora, en 6:1-7, distracción de la enseñanza de la Escritura por las necesidades urgentes de sus miembros. En el texto se acusa a los Apóstoles de descuidar (ser negligentes) a las viudas. Exploremos un poco este asunto del “descuido” de los Apóstoles.
El problema emergente era una negligencia injusta de una necesidad seria que distraerá a los maestros (v.1). El versículo 1 inicia diciendo: “En aquellos días”. Esta ubicación en el tiempo se refiere a los días descritos en el versículo anterior: “Y todos los días, en el templo y de casa en casa, no cesaban de enseñar y predicar que Jesús es el Cristo” (5:42). Esta iglesia estaba tan emocionada con Jesús que compartían incesantemente el evangelio en público y lo estudiaban en sus casas. Sigue diciendo el versículo 1: “En aquellos días... cuando el número de los discípulos aumentaba...”. Es llamativo que esta referencia al crecimiento en números, que es similar a la descrita en 6:7: “...y el número de los discípulos se multiplicaba grandemente en Jerusalén, y muchos de los sacerdotes obedecían a la fe”. A veces se nos dice piadosamente que “los números no importan” y ciertamente David fue castigado por contar a sus soldados para alimentar su orgullo. ¡Pero Hechos celebra la gracia de Dios en el trabajo efectivo de su iglesia evidenciado en el crecimiento numérico de personas siendo salvas! Los números no deben alimentar el orgullo, pero sí deberían ser motivo de alabanza a Dios. Y si un ministerio del evangelio afirma ser fiel, pero no es fructífero, debemos preguntarnos si realmente es saludable, porque la palabra de Dios es viva y eficaz y Jesús dijo que crece en las personas como semilla en la tierra (aunque algunos terrenos son mucho más duros que otros). Era normal que al crecer tan rápidamente numéricamente, los problemas empezaran a surgir.
Dice el versículo 1: “...surgió una queja de los helenistas contra los hebreos, de que sus viudas eran desatendidas en la distribución diaria”. Los judíos helenistas probablemente eran judíos criados en el extranjero, que hablaban griego y asistían a sus propias sinagogas en Jerusalén, y que ahora se habían convertido en cristianos. En contraste, los judíos hebreos hablaban arameo y estaban evangelizando a los judíos tradicionales en el templo. Esta negligencia hacia las viudas helenistas era seria:
- Esta negligencia era potencialmente mortal. Sin sus propios ingresos, las viudas eran extremadamente vulnerables, podrían llegar incluso hasta el punto de morir de hambre. No debemos olvidar lo que ordenaba el Antiguo Testamento acerca del cuidado de ellas. La 'distribución diaria' probablemente se refiere a que la iglesia aceptó de los rabinos del templo la tarea de proporcionar una sopa diaria para las viudas de su propia iglesia; ¡descuidar a estas pobres mujeres podría ser una amenaza para sus vidas!
- Esta negligencia negaba el evangelio. Probablemente el descuido no estaba motivado por prejuicios raciales), pero si no se hacía nada para corregir esta injusticia no intencional, esta negligencia perpetuaba una desigualdad étnica que socavaría severamente las afirmaciones de que Jesús es el Señor y Salvador de todos los pueblos. Algunos comentaristas sugieren que dado que la solución era administrativa, no puede haber sido un problema de injusticia, pero cuando un sesgo sistémico, por inocente que sea su origen, se deja desatendido, puede convertirse en una injusticia racial; esta negligencia, potencialmente, socavaría el evangelio y dividiría a la iglesia.
- Esta negligencia era personalmente angustiante. Cuando el Espíritu Santo vino por primera vez sobre los creyentes compartieron sus posesiones materiales y en 4:32 mostraron gran generosidad, de vez en cuando los que poseían tierras o casas las vendían, traían el dinero de las ventas y lo ponían a los pies de los apóstoles, y se distribuía a cualquiera según su necesidad (Hechos 4:34-35). Los Apóstoles, por tanto, eran personalmente responsables de este fondo de ayuda y presumiblemente conocían a muchas de las viudas; ¡deben haber anhelado rectificar esta injusticia ellos mismos porque era personalmente angustiante y hablaba muy mal de su administración! Esta incomodidad se manifestó con un creciente 'murmullo' en la iglesia. La palabra usada hace eco de las quejas descontentas de Israel en el desierto, sugiriendo que en lugar de plantear el problema constructivamente con los Apóstoles, algunos estaban provocando una protesta divisiva. Los Apóstoles reconocieron que algo DEBÍA hacerse, URGENTEMENTE, pero NO POR ELLOS. Lucas informa la resolución de este desafío mediante el nombramiento de un nuevo equipo de ministerio, 'los siete' como se les llama más tarde (para distinguirlos de 'los doce'). Su función era organizar este ministerio de ayuda, de modo que tres cosas sucedieron en Jerusalén: (1) los maestros permanecieron enfocados en el ministerio de la oración y la palabra, (2) un equipo piadoso fue designado para atender las necesidades de la iglesia, y (3) los necesitados en la iglesia fueron justamente provistos. Hagamos zoom a cada uno de estos resultados.
¡Los maestros permanecieron enfocados en el ministerio de oración y la palabra! (2)
El texto dice: Y los doce convocaron a la multitud de los discípulos, y dijeron: No es justo que nosotros dejemos la palabra de Dios, para servir a las mesas. [lit. 'no es deseable que descuidemos la palabra de Dios'].
Los Apóstoles reunieron a la iglesia de sus diversas congregaciones (para entonces ya muchos miles), presumiblemente en los atrios del templo, para explicar su propuesta: No sería deseable [para Dios] que ellos sirvieran a las mesas. No hay sugerencia de que pensaran que el ministerio de las 'mesas' fuera poco importante o inferior a ellos. Entonces, ¿por qué lo delegaron a otros? Hay dos opciones: (a) es porque eran apóstoles - como si dijeran, no sería agradable a Dios que 'nosotros' [como apóstoles] descuidemos la palabra de Dios; es decir, otros pueden descuidar el ministerio de la palabra para abordar tales problemas, pero no nosotros porque somos apóstoles; o (b) es porque tenían el ministerio de la 'palabra'. Así que otros que tienen el ministerio de la palabra, incluyéndonos a nosotros, deberían igualmente cuidarse de ser distraídos por tales problemas; es decir, lo que ellos están haciendo es afirmar la prioridad del ministerio de la palabra. Creo que se trata de esto último porque: (1) no mencionan ser apóstoles, pero sí comparan el ministerio de la palabra con el ministerio de ayuda; y (2) esta prioridad se enseña a lo largo de las Escrituras.
Todos los cristianos tienen dos tipos de ministerios. Ministerio de la creación y ministerio del evangelio. Cuando Dios nos creó, ordenó a nuestros antepasados: Sean fructíferos y multiplíquense; llenen la tierra y sométanla y los puso en el Jardín del Edén para labrarlo y cuidarlo (ministerio de la creación). Todos participamos en obedecer este mandato cuando contribuimos a la sabia administración de los recursos de la tierra, el gobierno justo de nuestra sociedad y la mejora del bienestar de la humanidad. Sin embargo, cuando la humanidad se rebeló, Dios envió a su Salvador para morir por los pecados y resucitar para ofrecer salvación y declaró su mandato del evangelio: Id y haced discípulos a todas las naciones (ministerio de la palabra). Ahora toda la vida es para cumplir la gran comisión de Cristo de traer discípulos de todas las naciones a su nueva creación. Los reformadores europeos redescubrieron que ambos tipos de ministerio son adoración a Dios. No dividimos el mundo en secular y sagrado como los monjes llamados a salir del ministerio de la creación para enfocarse en el ministerio sagrado en los monasterios: servimos a Dios como cristianos en toda la vida (todavía hay una tendencia a pensar que la verdadera piedad no puede estar trabajando en una obra de construcción o en casa como madre). Sin embargo, esto no significa que nuestros dos tipos de ministerio sean igualmente valiosos. Aquí hay seis razones bíblicas por las que el ministerio de la palabra de todos tiene prioridad sobre nuestro ministerio de la creación:
- El ministerio de la palabra era la prioridad de Jesús. En Marcos 1, Jesús, confrontado con multitudes en necesidad desesperada, a pesar de saber que podía sanar milagrosamente a todos, se apartó para orar y regresó declarando: Vamos a otra parte, a los pueblos vecinos, para que predique también allí; porque para esto he venido. ¡Mientras sanaba a algunos, descuidó a muchos para perseguir el ministerio evangelístico! Jesús consideraba que el alivio del sufrimiento humano en el infierno eterno a través del evangelismo era aún más urgente que sanar a los enfermos; no debemos usar esta prioridad como una excusa para descuidar a aquellos a quienes podríamos ayudar sin socavar el ministerio de la palabra. Nuestro desafío es amar a todas las personas de todas las formas en que podamos, y especialmente con el evangelio. Si somos verdaderos seguidores de Jesús, haremos del evangelismo nuestra primera prioridad.
- El ministerio de la palabra satisface las necesidades más profundas de las personas. Cuando Jesús se enfrentó a multitudes de personas que estaban acosadas y desamparadas (agobiadas y estresadas) como ovejas sin pastor, es decir, desesperadamente necesitadas del Buen Pastor, se llenó de compasión desgarradora, así que comenzó a enseñarles muchas cosas (Marcos 6:34). Ya que las personas necesitan al Buen Pastor, incluso más que vacunas o paz, necesitan la palabra de Dios que habla de ese Buen Pastor; obviamente, si están jadeando por aire en una sala de Covid o escondidos de los cohetes en el metro de Kiev, no podemos darles a Jesús hasta que reciban una vacuna y paz. El ministerio de la palabra es lo más amoroso que alguien puede hacer por las personas porque las libera del infierno y les presenta el cielo.
- El ministerio de la palabra trae un cambio social profundo. Para reducir la miseria de la injusticia, la pobreza, la adicción y la violencia, la estrategia más efectiva es multiplicar el ministerio de la palabra a través del cual Jesús transforma a las personas. Zaqueo (Lucas 19) es un ejemplo de esto. ¡Todos se beneficiaron de que Zaqueo fuera evangelizado y devolviera lo que había robado!
- El ministerio de la palabra hace crecer el reino de Dios. El reino de Dios no puede crecer solo a través de actos justos, sino cuando las personas se someten al Rey y proclaman su Palabra de Dios.
- El ministerio de la palabra es la prioridad de Dios. Habiendo enviado a su Hijo a sufrir y morir por los pecadores, Dios ha retrasado su juicio en el mundo para permitir más evangelismo, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento (2 Pedro 3), lo cual solo puede suceder a través del ministerio de la palabra.
- El ministerio de la palabra glorifica a Dios. Pablo escribe, todo lo que hagáis, hacedlo todo para la gloria de Dios, lo que aclara significa, no busco mi propio bien, sino el bien de muchos, para que sean salvos (1 Corintios 10). Cuando maximizamos nuestro ministerio de la palabra para proclamar la salvación en Cristo, estamos glorificando a Dios.
Estas y otras verdades establecen claramente la prioridad del ministerio de la palabra para todos los cristianos. Además, la Iglesia, el cuerpo de Cristo, es la columna y baluarte de la verdad y, por lo tanto, sus pastores deben enseñar sana doctrina y refutar el error, adornados con piedad y entregados con gentileza. El mundo nunca celebrará el ministerio ordinario de la palabra. Recuerdo la ocasión en que los medios seculares aplaudieron a mi amigo Pat Allerton como "el vicario celebridad" cuando creativamente llevó sus altavoces portátiles en la parte trasera de su auto y tocó Amazing Grace fuera de los hospitales para animar a los trabajadores de la salud, pero nunca celebrarán que enseñemos fielmente la Biblia. A esto se suma que los cristianos mundanos querrán que nos comportemos como trabajadores sociales porque tienen poca conciencia de la necesidad espiritual y poca confianza en el poder de la Palabra de Dios. Jesús quiere que seamos como nuestro amigo Dema en Bielorrusia que ha decidido no huir del país como la mayoría de sus ancianos sino quedarse para predicar a su iglesia, porque el ministerio de la palabra es su prioridad y lo más amoroso que puede hacer bajo la amenaza de guerra. Los Apóstoles no querían ver a las esposas helenistas desatendidas por más tiempo, así que en lugar de organizar ellos mismos la ayuda, dejaron que surgiera un grupo de ayuda. Esto nos lleva a nuestro segundo resultado.
¡Un equipo piadoso fue designado para atender las necesidades sociales de la Iglesia! (3-4)
3 Buscad, pues, hermanos, de entre vosotros a siete varones de buen testimonio, llenos del Espíritu Santo y de sabiduría, a quienes encarguemos de este trabajo. 4 Y nosotros persistiremos en la oración y en el ministerio de la palabra. Los Apóstoles no dijeron: lo sentimos, debemos maximizar el ministerio del evangelio así que esas viudas tendrán que morir de hambre. Dicen que algo debe hacerse, y urgentemente, ¡pero no por nosotros, sino por otros! La respuesta de los Apóstoles es un modelo de respuesta a la necesidad desesperada a través de una cuidadosa delegación. Veamos qué hicieron ellos:
- Escucharon humildemente para asegurarse de que entendían la injusticia y todos los demás sabían que lo habían hecho;
- Explicaron los asuntos espirituales a todos los discípulos y la necesidad espiritual de su cambio organizacional no solo para un círculo interno sino para todos;
- Presentaron una propuesta acordada colectivamente resultado de su trabajo previo en equipo;
- Propusieron delegar su ministerio de ayuda, sugieren confiar la participación de aquellos que han sido heridos con recursos financieros;
- Pidieron un equipo piadoso, lo que significa que buscaban altos estándares de santidad pública (buen testimonio) y sabiduría práctica en aquellos que serían nombrados (estos no eran cristianos de segunda categoría, la lista incluía a Esteban, el mártir, y a Tomás, el evangelista);
- Autorizaron públicamente al nuevo equipo, los nombres que nos proporciona Lucas indica que fueron sabiamente elegidos de la comunidad helenística. No cabe duda de que la restauración de la unidad y el impulso a la misión de la iglesia primitiva lograda en esta crisis resultó en gran parte de la sabiduría con la que los Apóstoles manejaron el cambio organizacional necesario para delegar su ministerio distractor a un nuevo equipo. ¡Respondieron a los desafíos de la justicia social con la formación de equipos! No seamos demasiado piadosos para reconocer la sabiduría de la formación de equipos y la delegación cuidadosa que se modela aquí . En mi caso, por ejemplo, he delegado el trato de un hombre amenazante en nuestra congregación a un anciano; he delegado el problema de abuso doméstico a dos cristianos maduros; y delegado el fondo de Ucrania a Matthew. Sé que es difícil encontrar personas en las que podamos confiar, pero necesitamos capacitar a las personas con la palabra hasta que estén listas para delegarles.
¡Los necesitados en la iglesia fueron justamente provistos! (5-6)
Notemos tres aspectos fundamentales en este punto:
- La iglesia proporcionó alimentos para los necesitados de la iglesia (no de la comunidad en general). En el Antiguo Testamento Dios a menudo expresa su preocupación por los necesitados, especialmente huérfanos (incluyendo los no nacidos siendo abortados), viudas (incluyendo mujeres víctimas del tráfico de personas), extranjeros (incluyendo solicitantes de asilo) y los pobres (incluyendo refugiados ucranianos) recordando que lo más amoroso es llevar a las personas a Jesús. Vale aclarar que las Iglesias no existen para hacer este trabajo social sino para enseñar la palabra de Dios y en esa medida equipar a los miembros de la iglesia para este cuidado social, ¡no para hacerlo por ellos! Jesús dijo a los discípulos: este es mi mandamiento, que se amen unos a otros (Juan 15); Pablo dice: lleven los unos las cargas de los otros (Gálatas 6); y Santiago dice: Supongamos que un hermano o una hermana están sin ropa y sin el alimento diario. Si uno de ustedes les dice: "Vayan en paz, caliéntense y coman hasta saciarse", pero no les da lo necesario para el cuerpo, ¿de qué sirve eso? Así también la fe por sí sola, si no tiene obras, está muerta (Santiago 2). Pero esta es la responsabilidad de todos los miembros de la iglesia; el papel de los pastores es enseñar esto desde la Biblia, es por eso que los Apóstoles delegaron. Con demasiada frecuencia los pastores se distraen con el cuidado de otros que requiere tiempo que debería dedicarse a la preparación de la enseñanza bíblica que equipará a todos los ministerios de la iglesia. Las iglesias necesitan que no corramos como pollos sin cabeza tratando de resolver los problemas de todos, sino que enseñemos la Biblia para equipar a la iglesia para que se levanten los equipos que cuidan a otros en lugar de nosotros.
- Una iglesia amorosa es generalmente una iglesia en crecimiento. El cuidado de los necesitados se organizó para agradar a Dios y amar a las viudas, no para publicitar la iglesia. Pero, lógicamente, una comunidad amorosa es muy atractiva. Pedro escribe: Mantengan entre los incrédulos una conducta tan ejemplar que, aunque los acusen de hacer el mal, ellos observen las buenas obras de ustedes y glorifiquen a Dios en el día de la salvación (1 Pedro 2:12). Los pastores se sentirán presionados para hacer lo que el mundo quiere y centrarse en las necesidades sociales visibles y descuidar su mayor prioridad: el ministerio de la palabra (predicación, grupos pequeños, consejería y adoración). Las iglesias no son cruceros para pasajeros, ni barcos de guerra para guerreros, ni barcos antiguos para anticuarios, ni lanchas rápidas para competidores, ni barcos de investigación para académicos, ni barcos de Greenpeace para activistas, ni barcos hospital para trabajadores de la salud, sino botes salvavidas para tripulación dedicada a rescatar a personas que están ahogándose en el pecado. Así como los buenos tripulantes de botes salvavidas ofrecen primeros auxilios a los sacados del agua, las iglesias necesitan proporcionar cuidado mutuo, porque amarse unos a otros es parte de la estrategia evangelística de Dios. La forma más efectiva de obtener una iglesia amorosa es cuando los pastores enseñan en oración la Palabra de Dios respaldada por el ejemplo personal.
- Sé como el buen pastor y no como el predicador distraído. Thomas Hardy, el campeón de la tragedia victoriana, escribió una conmovedora historia de amor corta sobre un joven predicador llamado Stockdale, que se fue al oeste del país a estudiar y fue distraído por su encantadora joven casera. Cabe aclarar que no hay nada malévolo en su amor, pero la advertencia para nosotros es que las cosas buenas como el romance o la ayuda en tiempos de guerra pueden ser una distracción peligrosa de nuestro ministerio de la palabra que salva vidas.
Conclusión
La Palabra se multiplicó porque tres cosas sucedieron en Jerusalén:
- los Apóstoles reconocieron la prioridad de su ministerio de oración y de la palabra;
- así que delegaron mediante una cuidadosa formación de equipos para asegurarse de que los necesitados fueran atendidos, ¡pero no por ellos mismos, aunque deben haber anhelado ser los héroes lidiando con el problema y disfrutando del aprecio de todos dentro y fuera de la iglesia!
- Y así el v.7 dice: Y la palabra de Dios crecía, y el número de los discípulos se multiplicaba grandemente en Jerusalén; también muchos de los sacerdotes obedecían a la fe. Si queremos ver a más personas salvadas, en nuestra comunidad y nuestra ciudad, del horroroso sufrimiento eterno del infierno, no dejes que nadie te presione para distraerte de tu ministerio de enseñanza en oración. Sigue haciendo tu trabajo, proclama a Cristo desde la Palabra de Dios en oración (incluso si nadie está impresionado), estás haciendo un ministerio que salva vidas eternas, y cuando te sientas desanimado, recuerda las palabras que Jesús dirá: Bien hecho, siervo bueno y fiel.